Llamada del océano para el clima

Océano en buena salud, clima preservado

I Sign!

A todos los Estados signatarios de la Convención sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas.

Gran ausente de las negociaciones mientras juega un papel clave en la regulación del clima, el océano debe imperativamente ser tomado en cuenta en el futuro régimen climático de Naciones Unidas.

Silenciosamente, el océano sufre cambios climáticos. En él, la vida es alterada a punto de desaparecer poco a poco. Una vida,  que en sus inicios, no lo olvidemos, se originó en el océano.

La máquina climática necesita, para su buen funcionamiento, de un océano en buena salud, de un océano vivo.
Del plancton a la ballena azul, la vida en el océano produce gran parte del oxígeno del planeta, más aun que los bosques, y absorbe una cuarta parte del CO2 emitido cada año por el hombre en la atmósfera. Además, los ecosistemas marinos y litorales desempeñan un papel mayor, ya que protegen las regiones costeras y alimentan  una parte significativa de la población mundial.

Por desgracia, los cambios climáticos  y el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero ligadas a la actividad humana impactan fuertemente en el océano: calentamiento, acidificación, derretimiento de la banquisa, modificaciones de las corrientes, elevación  del nivel de mar… Estos efectos amenazan de forma duradera los ecosistemas marinos y, por lo tanto, la capacidad del océano para regular el clima y asegurar el porvenir del planeta y de la humanidad.

Al concluir la Conferencia Clima París 2015 (COP21), resulta imprescindible lograr  un acuerdo ambicioso para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Es igualmente imperativo que el océano – las dos terceras partes de la superficie del globo – sea integrado de forma explícita en el futuro régimen climático, con miras a:

  1. Fortalecer la capacidad del océano para mitigar los cambios climáticos gracias a los ecosistemas marinos protegidos y funcionales capaces de almacenar CO2,
  2. Identificar los desafíos de adaptación de las regiones litorales y costera, los países insulares siendo a menudo los más vulnerables,
  3. Integrar en los mecanismos de financiación climática, los proyectos de gestión sostenible y de conservación de la biodiversidad marina y costera, en particular las relativas a las Áreas Marinas Protegidas,
  4. Desarrollar soluciones innovadoras en el campo de la energía, de la alimentación y del transporte marítimo,
  5. Continuar invirtiendo en investigación científica para comprender mejor las interacciones océano-clima y orientar en consecuencia la acción política.

Juntos, hagamos oír la voz del océano !

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